A la noche la llamaron para bautizarla a la 1:12 a.m., a mí me designaron como padrino, por eso estoy aquí viéndola circular los sesenta segundos que tarda en caer el siguiente minuto. No tiene otro nombre que noche, aunque ya es de mañana. A esta hora cuando la muchacha que me gusta ha franqueado el paso por el dominio del sueño yo cuento las horas antes de que al sol le den la bienvenida los árboles y la tierra misma.
Imagen de Robert Karkowski en Pixabay