Encuentros

Compartimos el separador que se pone como guía para dejar marcado en donde debe continuarse la lectura. Ella leía diez o doce páginas diarias, al final de la lectura el separador se quedaba habitando entre dos hojas, entre el par e impar de las páginas. Yo tomaba prestado el libro durante los instantes en que ella iba al baño, solo leía las páginas en donde estaba el marcador señalando el lugar para el reinicio de la lectura. Yo leí las páginas que ella dejó señaladas mientras ella leía el libro completo, me quedé con una idea fragmentada de esos textos, me quedé con una idea acerca de dónde ella construía estaciones, de dónde ella acampaba para continuar al siguiente día.

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