La mujer vestida con argumentos de gitana, ropa de otras mujeres comprada a cuotas en el local donde todo es usado, incluso la mirada, mira con desproporción a quienes llevan prisa en los pasos desde la estación hacia las calles donde los espera su destino, eso, ella ofrece leer el destino, la interpretación de toda señal, de la sombra y de la luz, de la distancia entre las líneas, del sonido sin acento, del borde lunar alrededor de la pupila, está ahí, con el único ofrecimiento de sus creencias, yo le doy los billetes que pide, cada día me ofrece un destino diferente, cada día es incumplido, y esta noche, cuando era su último cliente me ha dicho, debo estar aquí cada día hasta que un día cumplas tu destino.
