No hace falta teoría alguna para demostrar con la abstracción que todo es efecto de la casualidad, y que al mismo tiempo la casualidad solo se encarga de conectar los hilos que estaban armónicamente diseñados para unirse. El nombre de ella tiene exacta la palabra fundamental en mi oración diaria, en mi mantra, no me asombra notarlo, en cambio me produce un temor nuevo, el de la certeza de los actos que han estado sucediendo para contener en ellos la propia meta, no eso exactamente, la fortaleza que ha de requerirse para continuarlos me produce la desazón de quienes en la oscuridad de temen a la noche.
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