Voy a ponerte en un lugar dentro de mis palabras donde puedas dormir cuando quieras. Esas palabras serán Corazón, Cama, Casa.
Tu boca sabe a fruta, lo presiento.
Tu piel huele a raíces, lo intuyo.
Voy a seguirte para morder tu boca y deshacer el aire como si pudiera asirse.
Sobre tu cuerpo, entre las líneas invisibles que conducen voces entre tus lunares, un día, sin que lo notes, dejaré semillas para seguirlas como señales. En cada lunar pondré fruta madura, en unas fresas, en otros fragmentos de banano, coco, uvas pasas. Las almendras harán de frontera en las líneas de tus manos.
Tu boca breve como beso.
Tu beso extenso como el cuerpo.
Tu cuerpo, un instante como átomo.
Imagen de Bruno Glätsch en Pixabay