Visitas a la memoria infantil II

Las piernas le temblaron al levantarse de la silla, sintió una llaga abierta en la planta de los pies, volvió a sentarse y se tocó los pies con el zapato del pie contrario, solo imaginación, caminó por el pasillo del autobús, le preguntaron alguna cosa sobre la que ella respondió con un monosílabo, nada comprensible para ella ni para el hombre del autobús que la vio descender y caminar unos pasos antes de que volviera a dar marcha.  Era noviembre, un aire frío le caló en la espalda, miró hacia la casa, se paró ante ella, las dimensiones habían cambiado, ella era más grande, eso era evidente, pero la casa parecía reducida, pensó en la abuela, en su cuerpo doblándose, creyó que la casa era una representación de ella, reduciéndose con el tiempo.  Volvió a caminar y el frío que le había calado en la espalda se convirtió en una lluvia de agua caliente, se tocó rápidamente para comprobar que no era cierto, los nervios estaban jugando con ella, en los siguientes pasos sentía su cuerpo mudando de piel, creyó dejar un surco de su piel sobre sus huellas.

Imagen de Taken en Pixabay

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