En el ascensor, esta mañana cuando subía al piso quinto, una mujer hermosa subió conmigo. Ella se hizo junto a los botones numerados con los que se indica el piso requerido, me preguntó, me preguntó el piso al cual iba, dije quinto, ella marcó otro, unos pisos más arriba. Rogué por un corte de energía, una falla en el ascensor, nada ocurrió, el camino vertical fue recorrido en los mismos segundos utilizados diariamente. Me pareció que la mujer conocía de su belleza y su actitud era de quienes no necesitan ser admirados, sonrió, y me hizo una observación sobre la corbata, ante mi confusión, ella misma la ajustó y su sonrisa fue mayor al ver mi rostro convertirse en una cara de tímido infante.
