Objetos inapropiados

Duermes, esta mañana duermes una hora por encima de la hora acostumbrada. Anoche dedicaste las horas al dios de los desvelados, un minuto dormías, en el siguiente te despertabas, claro, estás exagerando, sin embargo lo sientes así. Apenas dos horas pudiste adormecerte, a veces te parece un imposible, pero luego, cuando el sueño llega es hora de prepararse para estar despierta, aún así hoy no pudiste negarte, ciento veinte minutos exactos, luego una hora de retraso para ir al trabajo.

Haces una y otra cosa con la velocidad necesaria para no llegar tan tarde, baño, ducha, maquillaje, cabello, ropa, zapatos, cartera, perfume, aretes, no en ese orden exactamente, pero ya dispuesta pasaste a la cocina y tomaste una galleta y un yoghurt para el camino. Vas a la oficina, la velocidad en la calle es menor a tu prisa, miras el reloj, un reloj que no es tuyo, lo notas y te quedas pensando en que no te pertenece, alguien debió dejarlo en tu casa, no puede ser de tu esposo, es muy femenino, demasiado femenino para ser de él. Lo llamas, él pregunta en dónde lo encontraste, no sabes, lo tomaste de algún lugar entre tus cosas, él dice haberlo escondido bien, es un regalo, él insiste en saber cómo lo encontraste, no lo sabes, te despides, lo miras nuevamente, te fijas en los bordes, no es nuevo, no es tuyo, no crees sea un regalo, presientes una mentira, otra vez, otra vez una infidelidad en tu cama.

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