No son versos con propósito, son apenas costuras sobre la tela extendida en la boca, se exponen como la caricia del aire que solo se percibe en el frío. No van a enamorarte, a obtener un beso o una sorpresa tuya en mi cama, o una invitación a la tuya, aunque lo escriba una y diez veces, no desatarás tus sandalias junto a mi cama por los versos que te escribo. Ninguna timidez asomará en tu rostro para sonrojarte al leerme, no los supones tuyos y menos los recordarás cuando ofreces tu cuerpo entero al deseo de quien amas. No son versos con propósito, solo son semillas, la tierra fértil, sería tu lectura.

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