Me tropecé con una soledad y la traigo doliéndome en los ojos, por eso todo lo miro sin la distancia apropiada, así le respondí cuando me dijo. – Pareces desganado de sueños, sin apetito por las utopías, te está ganando la realidad. Me invitó a escuchar música, la de su gusto, le puso propósito al momento, y poco a poco se fue desbaratando la música, rock y soul, blues y jazz, yo escuchando, ella explicando, hasta que es esta hora en que debemos levantarnos de la cama, sin haber compartido el cuerpo, pero cuantas veces me llegó su voz interna repetida en las canciones que le gustan y cuantas veces le entregué la mía cuando la escuchaba.
