Dice mi madre, lleva a tu casa a una mujer por quien quieras volver temprano del trabajo, a quien te anime alegremente cuidar y darle todo lo que sanamente de ti nace. Una mujer de voces como la lluvia, fuerte como un aguacero, suave como una llovizna, de luz solar y oscuridad de luna, de telas sin remiendo, pero también de vez en cuando de telas completadas a retazos.
