Agradezco tus ojos negros de luna llena en donde metiste la imagen de mi rostro la última noche cuando quise creer que me amabas.

Doy gracias por tus dedos abiertos a la ternura porque leyeron con su yema las líneas de mi destino escrito en la palma abierta de mis manos.

Agradezco tus preguntas y la duda que todavía se hace sombra al no tener una buena respuesta, doy gracias por las respuestas que encontré al escuchar tus preguntas.

Estoy agradecido por los movimientos de tu cuerpo con los que me enseñaste el vuelo de la danza, siento profundo agradecimiento por las canciones que ahora escucho para imaginar que voy a encontrarte a la vuelta de las siguientes notas.

Doy gracias a la noche que se oculta a sí misma para jugar conmigo a las escondidas y aparecerse detrás de la luz con la forma de tu cuerpo, agradezco el color de tu cabello y las veces que junto a tu cabeza me entregué indefenso al sueño.

Gracias por cuidar mi sueño y despertar antes de que yo lo hiciera, creía que en la pupila de tus ojos abiertos el universo se condensaba.

Estoy agradecido por el libro que me regalaste, fue una prueba de tu confianza al apostar por conocer mis gustos y adentrarte en mi mundo.

Siento el mayor de los agradecimientos porque tu nombre se eleva en espirales desde mi boca cuando leo mis poemas, o cuando te encuentro clara y nítida en mis letras.

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