Están los de beso rápido, se acarician con la boca en ausencia de palabras, los de conversaciones largas, se dicen todo en espera de los besos, los serios que apuestan a la pausa y a las formas. Los primeros están salivadentales descubriendo sin verse la forma de la lengua, los segundos salivaverbales acercándose para tocarse con acentos, puntos y comas. Los terceros. salivausentes, han puesto a secar en el aire una apuesta, a que el otro sea quien se atreva, quien ponga la inocencia en la mesa. Se besan, se tocan, se hablan, se escuchan, se miran, se contienen. A su manera están esta tarde adornando el instinto con las formas aprendidas.
