Observaciones sin propósito

a.
Estás aquí para dejar tus ojeras en la mirada de quien te guarda en sus ojos.

b.
Esas formas apreciadas en sus ojos, que no se ven, las sospecho, mueve sus pupilas, enfoca en línea recta para retener el croquis de algo invisible. Respira, el fondo de sus pulmones se extiende un poco, solo un poco, el pecho se mueve unos grados hacia adelante.

c.
Pone todo el peso del rostro sobre su mano derecha, la palma abierta para que en ella quepa la mejilla del mismo lado del brazo.

d.
Brillan los pendientes colgando como luces en la punta inferior de sus orejas. Cada movimiento, intencional o no, se nota en esa luz parpadeante, el discurrir de los músculos tensionando y soltando las partes del cuerpo trae como consecuencia un divagar de estrellas fugaces.

e.
Pone a volar sus manos para aproximarlas a su cuello sin tocarlo, para atender a la intención de darle otra forma a su cabello, otra oblicuidad que le da la vuelta tras la cabeza. Quedan abiertas al espejo sus orejas.

f.
Pone las manos, una por vez, y sin ser atrevido con la mirada, sé que está besando el futuro escrito en las líneas de sus manos. Parpadea y en ese movimiento mece el silencio de sus ojos, unos ojos de globo arqueándose sobre los colores de una imagen.

g.
Uno va creyendo en esa sonrisa en modos que todo lo dicho por su boca es cierto.

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