Trazas con tu mirada las líneas que dan forma a la calle, una fuerza invisible mueve tu cuerpo, no sabes los cómo ni el origen, un impulso te lleva hacia adelante, y no te ocupas en entenderlo. Es una mañana soleada, no es una mañana de paraguas, el amarillo enciende los colores de las paredes, ves el rojo de una puerta metálica, el verde en el techo de una estación de gasolina, los verdes, rojos y azules de los autobuses. Unas palomas picotean lo que supones es comida sobre un andén construido con ladrillos, sus alas permanecen alerta, cualquier movimiento inoportuno a su alrededor las hará usar la fuerza para elevarse.
