Dejo los platos sin lavar hasta que dos de estas cosas ocurran deseando primero la segunda, que lo haga la mujer a quien encargo estas actividades quirúrgicas de limpieza en mi casa, o que tú vengas para que te hagas una imagen de los instantes en que sentado ante la mesa voy devorando unos huevos recién sacados de la cazuela, o me ocupo de una sopa con una cuchara que va del plato a la boca. Entonces me ves con el agua untada en mis manos y la sapiencia del jabón desplazando la grasa de la losa, y yo digo cosas sobre los innumerables pensamientos que dieron vida a una idea fabulosa cuando alguien al cerrar el grifo terminaba su tarea.
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