Beso tu rostro, eres una lágrima pendiendo del tiempo. Atraco en ti mis vagabundas ideas, ellas se deslizan hecha carne por tu pasadizo secreto, ese que grita y escarmienta sudores en las noches de tibieza en tu cama. Atravieso un océano de aguas y plantas, todo es calor y lluvia. Ves que soy tú y te apropias de mí. Veo que eres yo y me apropio de ti.
Tus ojos no dicen nada, igual que tu boca, no se necesita otra expresión que la del cuerpo, estas nuestras carnes se santiguaron de placer, mientras yo entraba en ti, tú me cubrías con tus pudores y desenfrenos. Hilo y aguja, tejido y mantel. La sábana eres tú, esta vez dormirás sobre mi cuerpo.