Nos repetimos en palabras, la caricia es nuevamente una estrecha latitud que va de mis manos a tu espalda, de tu cadera a mis rodillas. A dónde vas, parecieras retirarte cuando cierras los ojos, sin embargo, tus pies vienen a mi espalda, ¡cómo lo hiciste! dicha es saberte elástica. Estás hecha de horóscopos, eres un continuo sugerir piedades y futuros. Callas el grito, pero te rompes en vocablos y sugerencias. ¡Vas!
Tienes esquinas, me extiendo en ellas de la misma manera que lo hago sobre tus redondeces, amo los colores de tu cuerpo, no es una absorción del mismo tono, se diluyen mis ojos en ellos, ahora mi boca sabe de sabores que traes en los poros. Rompes la carne de mi espalda con tus manos, estoy atrapado por tus piernas, me levanto como puente levadizo.
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