Es una mañana extraña. Se que despertaste a mi lado y nos libramos de la pesadez de la noche al ingresar a la ducha. Eres una liturgia antigua cuando llegas así de pronto, no me hablas, solo haces todo aquello que sabes amo de ti. Luego vas conmigo por los lugares de la casa, me completas, me llenas, comulgo de tus minutos. Yo me sumerjo en ti con la misma extrañeza con la que me despierto a tu lado, te despides, y sales convertida en mi nombre.
