Hay mujeres que son un camino y un faro al mismo tiempo, no nos piden que las sigamos, pero el motivo de su existencia es guiarnos sanos y salvos. Hay mujeres que son como tu mano, están siempre dispuestas a abrirse delicadas como una flor, a cerrarse cálidas como un saludo, a extenderse generosas como apoyo, a expresarse con una caricia, a acercarse a tu pecho para darle a tu corazón abrigo. Hay mujeres que son tu propio corazón, se agitan y se alivian con tu propio ritmo.
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