Hay mujeres que son como el sol, están presentes, aunque no lo sepamos, en el día nos alumbran y en la noche nos regalan la sombra que nos da descanso, y nos dan luz de luna y de estrellas para que con ellas soñemos. Hay mujeres que son como el fuego, desde el comienzo nos advierten que podemos quemarnos, sin embargo, a prudente distancia podemos disfrutar de su calor, y con el suficiente ingenio podemos recibir de ellas todo su aliento.
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