No he doblado la línea horizontal de mis ojos sobre tu ombligo para observar tu estómago pensando en la proximidad de tus senos. Diré hoy que ha sido cuestión de suerte, tú estás, yo estoy, no sé si quieres, no te he dicho que lo deseo, te imagino, te supongo, en cambio tú, me sonríes distraída sin que yo pueda saber si mi mano encontrará la vía láctea que abre la ruta hacia tu universo de erotismo.
