En esta y otras calles cercanas abrevié mis pasos y fui cediendo imágenes a sueños de nube. Era, como todo tiempo pasado, un mundo de anuncios diferentes, aún no tejía borrascas de duelo ante la negación amorosa. El humo lunar se oculta tras una sombra, las luces artificiales a lado y lado de la calle estiran mi cuerpo sobre el asfalto, un largo retrato de mí mismo.
Los recuerdos se desbordan, una biografía sincera y oculta narra despacio y con llamas una sucesión de eventos para los cuales no siempre tengo memoria. Muchos rostros sin voz ni nombre, nombres sin rostro, en cambio todos tienen lugar, con voz y voto, en la historia que me llega de aquel tiempo.
Camino, una piedra rueda hasta la acera después de haber sido golpeada por mi zapato. El silencio calla con el viento. La noche no requiere de otra experiencia para desatar nudos antiguos. Ahora dos corazones palpitan en el pecho, uno recuerda y siente el pasado, el otro recorre la hora exacta de este tiempo