Una larga i sin tilde esconde en su turbante la lengua de una coma y el ojo ciego de la o en la sonrisa. Un río mide su cintura de peces y se conmueve de la roca quieta. Una niña recibe tres dulces, regala uno, guarda otro, y el tercero lo quiebra con sus dientes después la cuarta vuelta en la boca. Una mujer sin nombre aplaudió el paso rígido de un hombre que le cedió el paso en la puerta. La erección de un anciano fue el suceso más importante en su vida esta semana. Una profesora ha recibido un chocolate de parte de uno de sus alumnos. Una abuela ha vuelto a cambiar los espejos de la casa, quiere uno en donde no vea fantasmas. El esposo arrepentido ha perdido los lentes, su placer oculto es dejar de ver a la esposa sin una necesidad de excusas. En el ascensor una muchacha ajusta el tamaño de su busto a la talla de la prenda recientemente adquirida. Las uñas de un gitano han sido parte de la sopa servida en una mesa en donde la poción es obligatoria para encontrar el olvido. De un bosque de ecos una voz silenciosa no encuentra salida. El cerdo rutina ha eyaculado tres veces la noche anterior, ella, en cambio, se ha limpiado el mismo número de veces una suciedad repentina. El teléfono espera el beso vocal de la mujer que llama a su novio cada dos horas. El baile pendular de una corbata usada cada semana se repite mientras el ascensor espera los pasos de quien además de la corbata lleva una chaqueta.

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