Sientes el peso de los compromisos fallidos, de las citas incumplidas, de los propósitos sin fecha, del desamor y el desamparo, de los palabras y los nombres olvidados, de los que se fueron sin un abrazo, de las despedidas obligadas, de la salud averiada por uno mismo, de la palabra empeñada sin haber hecho valer la promesa, de haber huido o de no haberse ido. Sientes el peso y sabes que en el camino la huella queda no por el peso de lo que se lleva dentro, la huella se hace por el movimiento, por la continuidad de los pasos, entonces camina.
