Desnuda bajo la ducha, el único lugar en donde exploras esta sensación, te asombras, descubres el estremecimiento de la caricia próxima, de la mirada íntima. Abres una lluvia de pensamientos, te cubres con ellos y anotas uno tras otro sobre tu piel mientras las manos persiguen las huellas sin peso de las gotas. Deslizas un pensamiento tras otro, empujas una idea con otra, juntas palabras hasta haber cursado con ellas el abecedario, llegas a la Z y con ella apagas el fervor de la lluvia artificial, sales y también apagas tu desnudez, ninguna mirada puede cubrirte.
