Sonríes muchas veces y te sorprendes de encontrarme en el origen de ese gesto de ternura.
Te asombras por la coincidencia de haberme visto y descubierto en mi mirada una afición por tu rostro, cabello y ojos.
Aprecias la conjunción producida por el azar al revelarnos en una ecuación con las mismas variables en el tiempo.
Me alientas a escuchar tu música para ofrecerme la oportunidad de conocer en el ritmo de las canciones la forma de tus pasos ante la vida.
Has puesto mi nombre en tu boca y repetido mis palabras, elegido para tu memoria mi rostro y acomodado en tus recuerdos un instante conmigo.
Yo estoy aquí abriendo las páginas de mi libro para nombrarte en ellas.
Imagen de Damir Belavić en Pixabay