La tía responde con evasivas a la pregunta que le hace. ¿Los Reyes Magos, con quién dejaron a sus hijos? La mujer le responde, con sus esposas, se quedaron con la mamá, eso le dice después de intentar cambiar el tema hablándole de la torta de zanahoria que está en la mesa. La niña resume su insatisfacción con otra pregunta, ¿por qué no iban con ellos? Esta vez la respuesta viene acompañada de miradas que cruzan por mi mesa, yo le sonrío, ella devuelve un color de timidez en las mejillas. Le dice a su sobrina, era un viaje muy largo, no podían ir todos.

Mi mamá dice que los hombres hacen eso siempre, se van y las mujeres se vuelven madres solteras. La tía vuelve con la torta y el jugo de frutos rojos, la niña muerde un poco y continúa con otra pregunta, ¿Las reinas se quedaron en el reino y tuvieron otros reyes? Esta vez río un poco y para no ser notado miro hacia el extremo opuesto. No, no tuvieron otros reyes, los esperaron. La niña hace un gesto de inconformidad, le responde a la tía, mi mamá hubiera puesto otro rey, eso dice, si se van hay que reemplazarlos.

La tía le dice a la niña que la historia de Los Reyes Magos es sobre el nacimiento de Jesús, no sobre los reyes. Yo quiero decirle a la mujer que su sobrina tiene razón, no nos ocupamos de quienes se quedaron solos mientras otros se van para ser protagonistas de una historia, por supuesto no lo digo, repito un sorbo de la taza y me ocupo en ver nuevamente hacia la calle en donde los autos llevan reyes y reinas que van y vuelven sin saber cuál reino gobiernan.