Una horda de gotas sobre el asfalto dan fe de la dureza con la cual la tarde ha sido socavada por la lluvia. En el bar somos seis los que estamos evitando salir a la intemperie para ser convertidos en saco húmedo. Una mujer se asoma a la puerta, su ropa parece una extensión del aguacero. Su nombre es Sofía, mide 1.63 metros, tiene 33 años, sus ojos son de color negro, le gusta el fútbol y juega todos los fines de semana en una cancha a cinco calles de su casa.
Sofía es la mejor amiga de mi ex novia, la reconozco apenas da unos pasos después de cruzar la puerta. Esta noche estoy solo en la mesa, había venido a encontrarme con unos amigos de la oficina, y por la lluvia todos cancelaron. Me acerco para ofrecerle ayuda para sostener el paraguas, el bolso y el saco. Ante la primera intención ella dudó, luego, con un poco de desconcierto acertó en saludarme, aceptó la ayuda, y tras pedir a los del bar le ofrecieran algo para secarse nos sentamos en la mesa. Las explicaciones fueron simples, creí que el paraguas ayudaría, quería salir del edificio en donde trabajo, yo estaba esperando a unos amigos, como vivo cerca llegué a tiempo.
Una taza de té caliente, luego mi saco vuelto trueque, ella no quería aceptarlo, logré convencerla mostrando que podía protegerme del frío con una chaqueta. Ella pidió que aceptaría si me atrevía a contestar alguna intimidad de mi relación con su amiga. Supuse que conocería todo de los dos, son grandes amigas, además, aunque suele pensarse que hay muchos secretos en las relaciones de pareja, yo no sentía que algo estuviese oculto.
Me preguntó cosas de las cuales pude hablar con tranquilidad. Después de una hora sin que la lluvia amainara, la convencí de cambiar el té por un vaso de whisky. Brindamos. Una, dos, tres, y en la cuarta copa ella preguntó, ¿Sabes por qué terminó ella contigo?
Respondí como si estuviese leyendo un libro de respuestas inútiles, porque sintió que había quemado una etapa, tenía otras expectativas para las cuales yo no estaba preparado. ¿Sabes por qué ella estaba contigo?
Esta vez la respuesta tardó en aparecer en mi boca, luego, después de un trago largo terminé diciendo, la pasábamos bien, compartíamos los mismos espacios, nos gustaban las mismas cosas, estábamos entusiasmados el uno con el otro.
Pues no. La muchacha acomodada en la tibieza de mi saco y mi chaqueta, con los tragos en el torrente sanguíneo dijo, es que tú eras muy amable con ella, atento, dedicado, virtuoso en todo aquello que ella quería. Eras un buen tipo, el mejor buen tipo que una mujer pueda conocer para sentirse acogida y segura. Yo, con un poco más de alcohol en la sandre respondí, claro, por eso estábamos juntos.
Es cierto, dijo ella, estaba contigo porque eras un buen tipo con ella, y, le daba pena decirte que solo te quería de amigo. Los ojos encajado en los de ella, la boca entre abierta, y la muchacha contesta, no me mira así que no le voy a soplar el ojo.
Sabes, ella no encontraba manera de terminar contigo, por eso el día que te enojaste porque no pudiste contactarla al teléfono, ella aprovechó esa excusa que le diste y, se alejó de ti para siempre.