En uno de los pasillos del centro comercial pusieron una venta de libros, no sé qué nombre utilizar, si una feria de libros o una venta ambulante. Tres largas hileras de mesas sobre las cuales unos carteles informan, ‘literatura universal’, ‘filosofía’, ‘política’, ‘cocina’, y talvez otras cinco categorías de las cuales no tengo memoria. Entré, y me advirtieron que la salida sería por el otro extremo.
Caminé entre las mesas, ignoré los libros de cocina, hice lo mismo con los de política y autoayuda, soborné las páginas de uno de poesía para que no gritara al dependiente indicando que estaba consumiendo el producto sin pagarlo. No elegí ninguno en esa mesa, en cambio en la de ‘literatura universal’, sí, es extraño que los de poesía no estuvieran allí mismo, en el de literatura universal estaban las novelas. Para comprar me ocupé de un escritor mexicano, un cubano y un colombiano.
Seguí caminando entre las mesas, miré un poco entre los textos de filosofía, abrí las páginas de un libro especializado en herramientas de uso básico para el hogar, me asombré ante una portada de un libro de pintura, encontré uno para principiantes del dibujo, y seguí sin ocuparme realmente de libro alguno porque mi presupuesto estaba copado por los tres elegidos. Encontré un diccionario de antropología, caminé con él unos ocho pasos, iba leyendo palabras referentes a esa línea del pensamiento, y, por supuesto, sin esperármelo, casi me caigo al golpear con los pies las piernas de un muchacho que dormía debajo de la mesa. Se sobresaltó y me hizo un gesto para pedir silencio. Yo hice una señal de aprobación antes que hiciera otro gesto ofreciendo disculpas.
Cuando estaba en la caja pagando por los libros el joven se acercó, se ofreció a envolverlos para hacerlos un regalo atractivo. Le dije algo como, no hace falta, así está bien, son para mí, en una bolsa. El muchacho aprobó mis palabras, y se ocupó en ofrecer un objeto más bello por el empaque con el cual estaba cubierto. Su nombre es Louis, eso dice en la placa sostenida por el borde del bolsillo de la camisa. Dijo, si son para usted debe envolverlos como un regalo muy especial porque usted debe ser quien más se admire por ser usted mismo.