Los días feriados las personas se despiertan tarde y lo hacen por contagio, solo cuando el primero ha dado muestras suficientes de estar plenamente consciente, sin sueño pendiente entre los párpados o bostezo abriéndose en la boca. Estos días, los feriados, las alarmas de los relojes están silenciadas, cada uno se despierta por fuera del horario natural que los naturalistas y biólogos han escrito para despertarse un hombre o una mujer, un niño o una niña. Las ventanas, primero la habitación principal, luego la del baño y después la de la cocina, que se encienden en ese orden antes de que la luz solar vaya marcando en el aire sus segundos, en feriado no se ven con la luz artificial hasta la noche, para ser exactos deben ser muy pocos los que están obligados a levantarse temprano de la cama, y como la estadística nos ha enseñado en una muestra tan grande, por ejemplo esta ciudad habitada por millones, unos miles son apenas una desviación que no impacta el resultado.
Es feriado, todos se toman libertades, mayor tiempo en la cama, mayor tiempo con la ropa de noche, mejor llamada pijama, aunque es sabido por todos que muchos, sobre todo las parejas duermen desnudos para apreciar el calor de la piel amada. El aroma de la comida en la cocina aparece tarde, un poco después que el del café, siempre de primero para quienes son gustosos de esta bebida. Piensan algunos, si todos los días fuesen feriados tendríamos que la mitad del día, lo que llamamos mañana, solo se usaría para estar en casa y prepararse lentamente hasta llegar a la tarde, en la que como ocurre todos los feriados empieza el verdadero movimiento.
Los semáforos, autómatas de tres ojos cuya función única es el parpadeo, mantienen la costumbre sin importar, pongamos sea lunes o jueves, sábado o feriado, y ahí está el de la esquina indicando quien pasa, quien se detiene. Son pocos los automóviles, la fila para detenerse es muy corta, uno o dos autos, algunos esperan los segundos que tarda en cambiar el color de los ojos del autómata, otros en cambio viendo que no hay más autos pasan rápidamente, una prisa superior deben acunar en sus propósitos y atraviesan la calles sin haber sido indicado con la luz verde.
En especial algunas mujeres van muy temprano a la peluquería en días de trabajo, esos lugares de estética masculina y femenina en donde le dan orden al cabello, las uñas y la barba, es decir que la jornada para sus asistentes empieza casi al tiempo con el horario en que aparece el aroma en las cocinas los días laborables, que lo son todos para muchos, sin embargo acá estamos hablando de los que cruzan atados por la cuerda uniendo los días del lunes al viernes. Las panaderías, un lugar en donde el oficio inicia muy temprano para asegurar el pan recién horneado para el desayuno, no cambian su horario los fines de semana y tampoco los días festivos, es una costumbre para las familias invitarse el desayuno estos días, como hoy que yo estoy sentado junto a la ventana aprovechando la luz solar que lo atraviesa todo mientras miro a los autos cruzar la calle y espero a la persona que atiende a las mesas para preguntarle, ¿hoy qué tienen de desayuno?
