Es una discusión, aunque transcurre en un tono por debajo del moderado, quizá no elevan la voz porque la discusión la están teniendo en un sitio público, en el parque a unos metros de las sillas en las que si te sientas en la mañana le das la cara al sol, por supuesto si es en la tarde el ocaso caerá en la espalda. La discusión toca la intimidad y lo público, según voy entendiendo este joven de unos veinticinco años salió la noche del sábado como si todavía fuese soltero sin haber advertido sobre su participación en una fiesta con amigos, y sin contar con la participación de su pareja. Siguen en la transcripción verbal de las emociones ofendidas y las pasiones descubiertas. Llegó muy temprano el domingo, sin ofrecer excusas o habiendo tomado precauciones dictadas por la prudencia, muy calladito llegó al cuarto en el que ella dormía, cansada por el trasnocho que significa esperar a alguien del que no se sabe nada, y entonces, aprovechando que ella dormía le metió, un abuso, mano entre las piernas.
No parecen encontrar todavía un punto común desde el cual iniciar el cambio hacia la reconciliación, él ya está casándose de pedir el perdón y ella de no recibir las promesas de manera clara para sentirse segura de que eso jamás va a repetirse.
