Respiración

Aquí estamos, ella parece dormida, aunque yo la escucho como hablando en voz baja para que yo no la interrumpa, no sé si teme a que la despierte o a que no pueda seguir con ese ronroneo que es respiración controlada para disaudirme de que no la toque. Yo entiendo que esto ocurra, incluso suponía que ocurriría mucho antes, apenas a empezado este año y ya casi llegamos a diciembre. A mí me gusta conversarle, no quiero estarle tocando el cuerpo porque he ido comprendiendo que si siente extraña con mi piel abarcándola entera, sin embargo está callada, cada vez más y cada vez más lejana.
Esta tarde tuvimos que salir temprano de la oficina, ni siquiera eran las cuatro de la tarde y ya estaba afuera viendo como el sol licuaba las formas de los edificios para convertirlos en sombras. La llamé para hacerle saber que me daba tiempo el día para pasar por ella, no contestó el teléfono, me resentí bastante, hubiera querido irme a beber, beberme todo lo que cupiera en mi estómago y luego caer vencido en cualquier esquina. No pasó así, ya no se me dan esas aventuras. Preferí venir caminando a casa, apenas una hora de esfuerzo sin prisa.
La siento respirar de manera forzada, yo me iría a dormir al sofá si ella me lo dijera, siento que está incómoda, su desnudez ya no aparece ante mis ojos, su silencio es el presagio de silencios más largos. También me hago el dormido, pongo la cabeza y el cuerpo de lado, no me quedo dormido hasta cuando ella relaja la respiración y escucho al aire entrando y saliendo sin que yo pueda poner mi mano cerca de su boca para sentir en la humedad de su respiración el largo aliento con el que me besaba hace unos años.

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