Igual que los amores epistolares los días traen con el sol mensajes cifrados con lenguajes antiguos. Digamos que ahora la noche se despierta en mis ojos y una sobredosis de nada aparenta estar presta a largarse conmigo hasta el sueño, pero no lo logra, entonces, tomo el lápiz y empiezo a escribir una carta para las mujeres invisibles que me esperan mañana en la estación que me trae del día siguiente al anterior.
Imagen de Лариса Мозговая en Pixabay