Se besan, cada uno sentado desde su silla, se abalanzan con la boca abierta, estiran el cuello y adelantan la cabeza hasta que se apropian de los labios ofrecidos en forma de beso. No es necesario verles las manos, se tocan, una de las manos está en las parte posterior de la cabeza, y la otra, claro, la otra, toma la forma de las piernas semidesnudas, abre la palma de la mano, y entera sube para ofrecerse a una humedad que descubre unos segundos después de haber concluido que las medias estaban sostenidas por ligueros.
