Dijeron, han sido absueltos. ¿Preguntamos, de qué? Contestaron, de toda culpa. Nosotros levantamos la voz para decirles, no nos sentíamos culpables de nada. Entonces, nos observaron con sus ojos desbordados de fe, levantaron sus brazos y en coro decían: no lo sabían, estaban condenados y los hemos salvado.
Imagen de Stefan Keller en Pixabay