El discurso se repitió en la radio más veces de las que podíamos soportar. El sueño llegó con el paso de la monotonía de la voz. Dormíamos cuando fuimos detectados por la policía del sueño. Fuimos acusados de querer libertades ajenas al tiempo. En el juicio, ante los acusadores, no podíamos defendernos. Nuestro sueño era acerca de los colores, ellos solo veían en blanco y negro tal como el líder ciego insistía en sus discursos.
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