El enojo no era evidente, sin embargo, mientras su esposa iba a tomar una de las revistas para lectura en el café, el hombre dijo entre dientes, ‘esa vieja está loca, jode mucho‘. Supo que yo lo había escuchado, entonces, lo miré con la complacencia de los cómplices. Le dije, «deséele qué le den leche entera y no deslactosada«, a lo que respondió, ‘ese deseo puedo cumplir yo mismo’, así, pidió el capuchino con leche entera sin que su esposa que lo veía desde la mesa se enterara.
