Unos segundos el pulmón lleno, otros después el aire silencioso vuelve a su origen, no deja marcas, no está en su oficio dejar prueba de su rutina. Abastecido de una emoción, exhala, deja una expresión de ruido mínimo, el pecho abre estira su piel, un movimiento que abre y cierra lo llena. Suspira, deja todo al instante, luego, luego nada más repetición y costumbre.
