Vas sentado en un sillón tan cómodo como tu buen ánimo, acepta las cosas sobre las que no tienes control, al tiempo que el automóvil viaja por la avenida piensas en la palabra clarividencia, en la acepción que hace referencia a la facultad de adivinar hechos futuros. Si tuvieses esa habilidad tendrías verdaderos secretos y andarías por ahí sabiendo cosas inevitables para los otros, incluso para ti mismo, sin contárselas a nadie.
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