Hay mujeres que son como árboles, hermosas, regalan vida y están siempre listas a dar frutos, son fieles para dar sombra y reposo, y de una fortaleza inigualable para soportar las tormentas. Hay mujeres que son como el aire, no hay que buscarlas, ellas vienen a nosotros, nos encuentran, nos invitan a viajar con ellas por mundos que aún desconocemos, nos entregan a la libertad y nuestra libertad son ellas mismas. Hay mujeres que son como el mar, extensas, en movimiento constante, anidan infinitos frutos dentro de sí, se pueden observar desde lejos, extasiarse con ellas desde la distancia, o en la proximidad y simpleza de sus olas, o se puede estar con ellas y sobre ellas navegar ampliamente.
Imagen de Елизавета Кардасева en Pixabay