Yo quería ser Carl Sagan, hacer una narración sobre el cosmos, hablar con prontitud y profundidad de la naturaleza del universo, charlar de astronomía con el oído de todos atento, extenderme con las palabras sobre el origen de la vida, jugármela con una teoría acerca del todo, y sostenerla con buenos argumentos, pero una sensación de fragilidad me consumía al pensar en el espacio cósmico, sin aire, sin gravedad, en medio de tanto vacío.
