El médico insiste en que debo dejar el café. El odontólogo y sus asistentes opinan lo mismo. A mí me gusta, es la única bebida que consumo con el propósito de obtener un poco de placer mientras lo hago, sí, hablo con una de mis amigas mientras me lo tomó a sorbos cortos, cuando lo hago solo, me quedo pensando en el color y las formas de las cosas, en las voces gritando en la memoria por quienes están ausentes. La taza de café está vacía esta mañana, estoy ayunando, es una concesión que me hago, una vez por mes durante todo el día no tomo café, juego con la taza de un lado a otro sin que ella contenga líquido alguno. El otro día una amiga que sabe estas cosas me dijo que debería hacer ayuno de sexo, eso es más difícil, y yo lo vi con la cara que ponemos todos los que sufrimos esa carencia, no tengo sexo ni en el imaginario nocturno, así que suponer estar en mi día de ayuno sin sexo no es ningún tipo de sacrificio. La taza de café está en la mesa de noche, vacía como corresponde a estos días, en cambio el otro lado de la cama no, mi amiga estuvo conversando conmigo de una y de otra cosa, sin saberlo los dos estábamos haciendo espacio en el camino para que los siguientes meses pueda yo tomar café tranquilamente mientras nos contengamos en la noche de satisfacer nuestro deseo con el cuerpo.
