Una llovizna mínima golpeaba suave y constante mi ropa, me trague mis palabras en contra de los paraguas, iba con prisa, la prisa iba sin mí, todos me pasan, la ruta no me esperó, el bus no abrió su puerta, todos siguen, yo esperé otra ruta, me subí, me acomodé, puse un pie firme, descansé el otro, la mujer del tacón clavó la punta en mi zapato, dolió el pie, dolió hasta el zapato.

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