Te quiero, acá en la esquina del sofá en donde me siento a esperar el sol en la mañana del sábado.
Te quiero un poco más, cuando cruzo urgente de una orilla a la otra en la cama y sé que ignoras esta mi manera de buscarte.
Te quiero tras la sombra del árbol de templos marítimos agrietando el oído con sus olas.
Te quiero ahora, no mañana o más tarde, en este instante cuando la noche dice mudez y le responde el silencio.
Te quiero, cuando abro la nevera y encuentro junto a la caja de leche una porción de arequipe.
Te quiero, así sin predicados en la oración y sin adjetivos, nada más, solo así, y espero que sea suficiente.
