Tu lengua y la mía en el centro de la palabra dicen beso y caricia. Tus manos y las mías promueven una misión al encuentro mismo donde el diccionario ofrece la palabra abrazo. Mantenemos alejada la abstención y poblamos de humedad y sombra tu nube secreta en donde elevo mi cometa. Así estamos decididos ante la llama, dispuestos a desarmarnos para luego comernos la piel con el músculo del otro.
