Antes de ti el reloj cruzaba la pendiente de la tarde para extenderse perezoso en la noche. La mañana traía entre sus minutos el martilleo invisible de los segundos. La definición de milagro quizá incluye la sensación de una revelación superior que se nos niega, pero que es capaz de materializar algo que ante toda especulación era imposible su existencia. La planitud de las horas no permitía suposición alguna para prever tu aparición. Ahora estás entre los segundos motivando con propósitos cada línea ascendida desde la madrugada a la noche. Estás aquí, en esta memoria que trae consigo la condición del milagro porque todo en mi tiempo te menciona.
