Calendarios unicelulares esperan el día treinta, es el día de su fin, no serán nombrados en el mañana de nadie, pasarán, por el ojo de una aguja, con el camello y días llenos de oro, porque el pasado, el pasado todo lo soporta, nadie lo escribió antes, lo escriben ahora los que ganaron y la memoria de los difuntos a nadie le importa.

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