La fruta viene del árbol, y la raíz del árbol se alimenta de la tierra, la tierra es generosa en ofrecer su extensa cofradía, para que en ella el verso, el poema se susciten, yo escribí en la tierra tu nombre y la raíz lo aprendió de ella, el árbol de la raíz, la fruta del árbol, y ahora en todas puedes leerlo escrito.
Las campanas intuyen el silencio de tu madrugada, conocen lo sensible de tu sueño, aun así se atreven, poco a poco el viento descongela su secreto, y un tañido de acero comprende la ternura, se vuelve sentimiento y desde la torre de una iglesia te pronuncia.
