Geometría de mi deseo

La mujer que me gusta olvida que la nombro de ese modo en cada instante que la busco en las líneas de mi mano. Ahora, por ejemplo, he abierto la palma para verla extendida en la geometría de mi deseo que no logra alinearse con el de ella. La mujer que me gusta no está aquí, pero está en mí.

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